jueves, 16 de julio de 2009

Despues del Zarandeo

Cuando Pedro fue zarandeado, él falló miserablemente – pero no en su fe. Puede que usted esté pensando, “¿Cómo puede ser eso? Este hombre negó conocer a Jesús tres veces separadas.”

Pero vea usted, si Pedro hubiese fallado, entonces la oración de Jesús hubiese sido en vano. Yo sé que la fe de Pedro no falló porque en el momento en que él maldijo y parecía que el Señor había perdido a su amigo y discípulo ungido, Pedro miró a Jesús en los ojos – y se derritió. Él recordó cómo el Señor había dicho “me negarás tres veces,” y “entonces Pedro, saliendo fuera, lloró amargamente” (Lucas 22:61-62).

Lloró amargamente en el Griego actualmente significa que lloró “un llanto violento, desgarrador.” Yo me imagino a Pedro caminando hacia las colinas de Judea, postrando su rostro en la tierra y sus brazos abiertos, llorando “Oh Padre, él tenía razón. Yo no quise escuchar. Él me advirtió que Satanás trataría de destruir mi fe. ¡No estoy listo! ¿Morir por Jesús? ¡Si ni siquiera pude hacerle frente a una criada! Perdóname, oh Señor – lo amo. ¿A quién más iré?”

Yo puedo ver a Pedro de pié con el Espíritu de Dios fluyendo a través de él, con sus manos levantadas hacia el cielo, gritando, “Satanás, ¡vete! Le fallé a Jesús, pero todavía lo amo. Él prometió – de hecho, él profetizó – que yo volvería y sería de fortaleza para otros, una roca. ¡Vuelvo a mis hermanos y hermanas!” Ciertamente, Pedro fue el primer discípulo en llegar a la tumba cuando les avisaron que Jesús había resucitado. Él estaba con otros discípulos cuando Jesús más tarde apareció en medio de ellos. Él estaba adorando allí cuando Jesús fue llevado a la gloria. Y fue Pedro quien se levantó como portavoz oficial de Dios en el día de Pentecostés - ¡y qué sermón el que predicó!

Una ola de nuevos convertidos están volviendo al Señor hoy día. Judíos y así mismo Gentiles, y muchos que se habían apartado también. ¿Dónde encontrarán ellos fortaleza para los tiempos difíciles que se avecinan? De los santos zarandeados, los cuales pueden decir con autoridad, “No confíen en ustedes mismos. Tengan cuidado cuando piensan que están firmes, miren que no caigan” (ver 1 Corintios 10:12).

¿Siente usted una fuerza seductora que lo jala hacia la tentación? ¿Se está desarrollando en su corazón algún problema profundo? Entonces escuche las palabras de Jesús y dese cuenta que Satanás puede haber obtenido permiso para zarandearlo. No lo tome a la ligera. Usted no tiene que fallar como lo hizo Pedro; es más, debemos de leer su historia y ser advertidos. Pero aun si usted ha fallado, usted puede mirar al rostro de Jesús así como lo hizo Pedro y recordar que él está orando por usted. Arrepiéntase, retorne y luego comparta su experiencia con otros que están siendo zarandeados.

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