sábado, 25 de julio de 2009

Proselitistas religiosos o proclamadores de la Verdad

Hoy en día al hijo de Dios se le llama proselitista religioso, queriendolo denotar como un ser apartado de la Verdad, que solo quiere enseñar teorias y falsas doctrinas.

La realidad es que la Iglesia de Cristo esta llena de cristianos inconversos, falsos ministros, gente engañadora y tristemente engañada. Pero siempre habrá un remanente santo...

Pero cuando un hijo de Dios quiere proclamar la Verdad, que es Cristo, se nos llama proselitistas religiosos, comparandonos con lo que hace un testigo de Jehová por ejemplo, que creen que predicando sus creencias van a ganar la salvación.

Un verdadero hijo de Dios no necesita hacer ninguna obra para salvarse, solo se necesita creer en Jesús como el Salvador, Redentor y aceptar su obra, la cual fue para todos. Sin arrepentimiento no hay nacimiento de nuevo, y sin él no hay salvación.

Todo aquel que quiera proclamar la Verdad tiene que cumplir ciertos puntos, no como una obligación institucional sino como una necesidad funcional:

  1. se requiere que todo proclamador de la Verdad de Jesús sea nacido de nuevo. Esto es, si no hay un nuevo nacimiento en la persona, no habra revelacion por parte de Dios y toda interpretacion de la Palabra será incorrecta y errónea.
  2. se require que el proclamador de la Verdad del Señor estudie la Palabra. Es muy usual que en la vida diaria tengamos que exponer nuestra fe ante gente inconversa, con dudas reales o con solo animo de dañar; pero cuando no hay un estudio serio de la Palabra, no habran armas suficientes para poder hacer una real proclamacion de la Palabra. Obviamente, la Palabra no necesita ser defendida, Ella sola lo hace, nosotros solo debemos proclamarla.
  3. se requiere que el proclamador de la Verdad de Dios haga las cosas con y por amor a esas almas perdidas que dia a dia se pierden. Todo hijo de Dios siente ese fuego ardiente dentro de sí, ese celo ardiente por las cosas de Señor, pero debemos ser mansos, pacientes, llenos del amor de Cristo para poder predicar la Verdad.
El predicar a Cristo es mas que ser un prosélito, es mas que ser un fan o seguidor. El predicar a Cristo significa tratar cada día de vivir como Él lo hizo, de hacernos y comportarnos tal como él, implica conocerle y hacer su voluntad, implica tenerle como Señor y Salvador, conlleva la bellisima responsabilidad de hablarle a los demas de su Palabra, sus promesas y Salvación.

Un proclamador de la Verdad nunca predicará a alguien que no sea Cristo, solo hablará, vivirá y predicará a Cristo.

Un prosélito quiere hacer obras que lo rediman, un proclamador es redimido por la gracia de Dios, y por amor quiere que eso mismo pase con todas las almas perdidas que hay por doquier.

Cuan bello es poder proclamar la Palabra de verdad del Señor, pero que dificil es cuando lo queremos hacer con nuestras propias fuerzas.

Dios nos ha enseñado que con nuestros propios esfuerzos nada lograremos, sino asiendonos de Él, de sus promesas y amor. Solo con Dios podemos hacer la Obra, solo gracias a Dios podemos hacer su voluntad, ya que la carne siempre nos aleja de Dios.

Saludos y bendiciones a todos.

Shalom

De que se trata el Cristianismo?

En estos tiempos hay un grito

angustioso por el mundo: “¿Cuál es la verdad?”.

Grito en la boca de aquellos que nunca entraron a una Iglesia, pero sorpresivamente también de miles y miles que han probado las promesas e invitaciones de una religión, que se llame como se llame, nunca ha logrado dar VIDA a nadie.

¿Cuál es la verdad? ¿Cuál es el verdadero cristianismo? ¿Cuál es la verdadera Iglesia?

Dios está despertando a Su Iglesia con un claro propósito: GLORIFICARLO A EL.

El cristianismo no se trata de ti, no se trata de si Dios puede prosperarte o no, tampoco de demostrarte a ti mismo y a los demás lo que puedes hacer. EL CRISTIANISMO...EL CRISTIANISMO..... SE TRATA DE EL (Hebreos 13:20,21; Colosenses 1:16)...

Luis Rodas

jueves, 16 de julio de 2009

Despues del Zarandeo

Cuando Pedro fue zarandeado, él falló miserablemente – pero no en su fe. Puede que usted esté pensando, “¿Cómo puede ser eso? Este hombre negó conocer a Jesús tres veces separadas.”

Pero vea usted, si Pedro hubiese fallado, entonces la oración de Jesús hubiese sido en vano. Yo sé que la fe de Pedro no falló porque en el momento en que él maldijo y parecía que el Señor había perdido a su amigo y discípulo ungido, Pedro miró a Jesús en los ojos – y se derritió. Él recordó cómo el Señor había dicho “me negarás tres veces,” y “entonces Pedro, saliendo fuera, lloró amargamente” (Lucas 22:61-62).

Lloró amargamente en el Griego actualmente significa que lloró “un llanto violento, desgarrador.” Yo me imagino a Pedro caminando hacia las colinas de Judea, postrando su rostro en la tierra y sus brazos abiertos, llorando “Oh Padre, él tenía razón. Yo no quise escuchar. Él me advirtió que Satanás trataría de destruir mi fe. ¡No estoy listo! ¿Morir por Jesús? ¡Si ni siquiera pude hacerle frente a una criada! Perdóname, oh Señor – lo amo. ¿A quién más iré?”

Yo puedo ver a Pedro de pié con el Espíritu de Dios fluyendo a través de él, con sus manos levantadas hacia el cielo, gritando, “Satanás, ¡vete! Le fallé a Jesús, pero todavía lo amo. Él prometió – de hecho, él profetizó – que yo volvería y sería de fortaleza para otros, una roca. ¡Vuelvo a mis hermanos y hermanas!” Ciertamente, Pedro fue el primer discípulo en llegar a la tumba cuando les avisaron que Jesús había resucitado. Él estaba con otros discípulos cuando Jesús más tarde apareció en medio de ellos. Él estaba adorando allí cuando Jesús fue llevado a la gloria. Y fue Pedro quien se levantó como portavoz oficial de Dios en el día de Pentecostés - ¡y qué sermón el que predicó!

Una ola de nuevos convertidos están volviendo al Señor hoy día. Judíos y así mismo Gentiles, y muchos que se habían apartado también. ¿Dónde encontrarán ellos fortaleza para los tiempos difíciles que se avecinan? De los santos zarandeados, los cuales pueden decir con autoridad, “No confíen en ustedes mismos. Tengan cuidado cuando piensan que están firmes, miren que no caigan” (ver 1 Corintios 10:12).

¿Siente usted una fuerza seductora que lo jala hacia la tentación? ¿Se está desarrollando en su corazón algún problema profundo? Entonces escuche las palabras de Jesús y dese cuenta que Satanás puede haber obtenido permiso para zarandearlo. No lo tome a la ligera. Usted no tiene que fallar como lo hizo Pedro; es más, debemos de leer su historia y ser advertidos. Pero aun si usted ha fallado, usted puede mirar al rostro de Jesús así como lo hizo Pedro y recordar que él está orando por usted. Arrepiéntase, retorne y luego comparta su experiencia con otros que están siendo zarandeados.