lunes, 30 de marzo de 2009

Lecciones de Vida

Por Mauricio Arreola.

Temía estar solo, hasta que aprendí a quererme a mi mismo y conocer el valor que tengo en Dios.
Temía fracasar, hasta que me dí cuenta que únicamente fracaso si no lo intento.
Temía al éxito, hasta que me dí cuenta que tenía que probarlo para estar feliz.
Temía lo que gente opinaría de mí , hasta que me dí cuenta que de todos modos opinarían de mi.
Temía me rechazaran, hasta que entendí que debía tener fe en Dios y en mi mismo.
Temía al dolor, hasta que aprendí que éste es necesario para crecer.
Temía a la verdad, hasta que descubrí la fealdad de las mentiras.
Temía a la vida, hasta que experimenté su belleza.
Temía a la muerte, hasta que aprendí que no es el final, sino más bien un comienzo si estoy con Dios.
Temía a mi destino, hasta que me dí cuenta que Dios me dio libre agencia para cambiar mi vida.
Temía el odio, hasta que me dí cuenta que no es otra cosa más que ignorancia.
Temía al amor, hasta que éste tocó mi corazón e hizo que la oscuridad desapareciera y llegarán días soleados.
Temía al rídiculo hasta que aprendí a reírme de mi mismo.
Temía hacerme viejo, hasta que comprendí que ganaba sabiduría día a dia.
Temía al futuro, hasta que comprendí que la vida iba mejorando día con día.
Temía al pasado, hasta que comprendí que no podía herirme más.
Temía a la oscuridad hasta que ví la belleza de la luz de una estrella.
Temía a la luz, hasta que aprendí que la verdad me da fortaleza.
Temía al cambio, hasta que ví que aún la mariposa más hermosa necesitaba pasar por una metamorfosis antes de volar.
Temía a todo, hasta que comprendí que mi fuerza está en el Señor.

2a Timoteo 1:7
Porque no nos ha dado Dios espíritu de cobardía, sino de poder, de amor y de dominio propio.

No hay comentarios: