miércoles, 27 de octubre de 2010

Intercesion: la agenda de Dios

Debemos notar tambien, como nos lo demuestra el ejemplo de Gordon, que LOS METODOS UTILIZADOS VARIAN. Dios tiene muchos intercesores que oran de maneras diferentes. Algunos lo hacen orando de manera callada en un cuarto de oración; algunos cantan; algunos son ruidosos, etc. Es importante orar según Dios te ha mostrado y no pensar que los demas deben hacerlo de la misma manera. Aprender esto es aprender respeto y verdadero amor por los que son diferentes a sus costumbres y formas que nosotros. Esta madurez permite que cristianos de distintas denominaciones puedan unirse en oración.

Este hecho significa, que los cristianos de un área geográfica determinada, por estar unidos, hacen retroceder a las postestades satánicas. Eso abre el camino para que el poder del evangelio gane las almas. Y que los cristianos puedan ganar esa localidad, ciudad o zona para Cristo.

En cuanto a la práctica personal, algunos siguen un método o disciplina. Como por ejemplo la que describe Larry Lea en su libro, “¿Ni tan solo una hora?” “Existen dias en que el cielo parece ser de bronce, y te preguntas si esta sesión de oración a las cinco de la mañana logra algún propósito.”

Otros se levantan de madrugada y esperan en la presencia de Dios para averiguar la tarea asignada para ese dia. (Si es que no estuvieron levantados toda la noche, a causa de la tarea anterior!).

Es importante establecer un tiempo, y también un lugar donde no seamos interrumpidos. Lo mas aíslado posible. Nuestro espíritu debe estar abierto a lo que el Espíritu Santo nos inspire hacer. La oración va mas allá que nuestros estados de ánimo. La oración es más que nuestros sentimientos. LA ORACIÓN ES FE EN ACCIÓN. cuando todo parece perdido, la fé dice: Si puedes orar, puede triunfar.

En la práctica la manera de iniciar la oración puede variar. Algunos comienzan leyendo la biblia, o parte de los salmos en voz alta. Otros adoran primero al Señor y luego pasa tiempo en silencio y escuchando hasta que les viene un nombre ó escritura ó situación que necesita oración.

A veces comenzamos orando por otro país, ó situación y luego adoran, debemos ser flexibles. Merece ENFASIS aquí, el tema de aprender a ESTAR EN SILENCIO Y ESCUCHAR. La oración no es un monólogo. Es una conversación íntima y dulce con la persona que mas amamos.

Tambien debemos llevar una lista de oración, para poder orar cada dia con disciplina y propósito. Esto nos ayudará a no desorientarnos.

Como intercesores debemos aprender a SER DISCIPLINADOS EN EL PLANO EMOTIVO, ya que siempre nos inclinamos a orar primero por nuestras necesidades en lugar de hacerlo por las inquietudes que Dios nos pone. Cindy Jacobs, dice: “Es en este momento que “busco primero el reino de Dios” en lugar de dedicarme a mis cargas personales. Una cosa maravillosa que he podido ver es que con frecuencia en momentos como estos, Dios pone en el corazón de otros la carga de orar por las necesidades de mi familia. De esta manera, esas necesidades son satisfechas CUANDO SOY OBEDIENTE A LA AGENDA DE DIOS DE ORACIÓN DE DIOS.”

El intercesor tiene su corazón lleno de amor por la carga que Dios le va revelando. Situaciones, personas ó cosas. Rostros que no ha visto en años. Muchos cristianos no reconocen las señales que el cielo les envía… también a través de los sueños. Se los identifica porque son vívidos y reales. Pueden ser claros o necesitar interpretación. Por ejemplo, sueños atormentadores, debermos orar por protección. Sueños del Señor, nos dan una convicción apasible. Cuando se trata de sueños debemos aprender a pedir confirmación al Señor.

Dios llama en estos dias a los que tienen don de intercesión, y según la medida que han recibido, PARA LEVANTAR UNA ENORME RED EN MIRAS A LA COSECHA MUNDIAL. La cantidad de intercesores que se están reuniendo para orar no tiene precedentes en la historia de la iglesia. El Señor está convocando a sus siervos semejantes a Rut y Noemí, Esther y Mardoqueo, Débora y Barac, para hacer la guerra espiritual de los tiempos finales.

¡CONOCER A DIOS COMIENZA CON CONOCER A JESÚS!

Usted no puede conocer a Dios en plenitud hasta que usted vea a Cristo como
Dios quiere que se lo vea. Jesús dijo: “El que me ha visto a mí ha visto al
Padre” (Juan 14:9). Debemos ver a Cristo, no como lo enseñan los hombres,
sino como el Espíritu nos lo revele, como Dios quiere que lo conozcamos y lo
veamos.

Hay muchos libros en mi biblioteca acerca de Jesús, los cuales han sido
escritos por buenos hombres. Pero, yo creo que muchos de esos hombres nunca han
visto a Jesús como Dios desea que sea conocido. Aquí está como yo creo que
Dios quiere que veamos a su Hijo: “Toda buena dádiva y todo don perfecto
desciende de lo alto, del Padre de las luces, en el cual no hay mudanza ni
sombra de variación” (Santiago 1:17).

¡Jesús fue un regalo! Dios envolvió todos sus recursos en Jesús, “ha dado
a su Hijo unigénito.” Cristo es el don bueno y perfecto de Dios para nosotros
que viene del Padre. ¿Lo ve usted a Jesús como el regalo perfecto de Dios para
usted? ¿Lo ve como todo lo que usted necesita para vivir gozosamente,
victoriosamente, justamente, lleno de paz y descanso?

En el Antiguo Testamento, Dios le dio a Israel muchos maravillosos regalos en
el desierto: Una nube para resguardarlos del sol del desierto. Fuego de noche
para dirigirlos y que se sintieran seguros. Agua de una roca. Una rama para
sanar las aguas amargas. Una serpiente de bronce para sanar a aquellos que
habían sido mordidos por serpientes. Pero todas estas buenas cosas eran
solamente sombras.

¿Quién era la roca de la cual salía agua? ¿Quién era el fuego? ¿El maná?
¿La serpiente de bronce? Todo lo que Dios hizo por Israel fue a través de
Jesús. Así es – Jesús era cada uno de esos regalos. “No quiero,
hermanos, que ignoréis que nuestros padres estuvieron todos bajo la nube, y
todos pasaron el mar…y todos bebieron la misma bebida espiritual, porque
bebían de la roca espiritual que los seguía. Esa roca era Cristo” (1
Corintios 10:1-4).

Hoy día, tenemos mucho más que la sombra. Tenemos la verdadera substancia.
¡Tenemos al Cristo mismo! Y él vive en nosotros.

Poniendole limites al poder de Dios y a sus promesas

PONIENDOLE LÍMITES AL PODER DE DIOS Y A SUS PROMESAS

La Escritura dice acerca de Israel, “Y volvían, y tentaban a Dios, y ponían
límite al Santo de Israel” (Salmo 78:41). Israel se apartó de Dios en
incredulidad. Y de igual manera, yo creo que limitamos a Dios hoy día con
nuestras dudas e incredulidad.

Confiamos en Dios en la mayoría de las áreas de nuestra vida, pero nuestra fe
siempre tiene fronteras y límites. Tenemos por lo menos una pequeña área que
resguardamos, en la cual, realmente no creemos que Dios va a cumplir con
nosotros.

Por ejemplo, muchos lectores han orado por la sanidad de mi esposa Gwen. Pero
muy a menudo, cuando se trata de la sanidad de sus propios maridos, esposas,
hijo o hija, limitan a Dios. Yo limito a Dios mayormente en el área de la
sanidad. Yo he orado por la sanidad física de muchos, y he visto a Dios hacer
milagro tras milagro. Pero cuando se trata de mi propio cuerpo, yo limito a
Dios. Tengo temor de dejar que él sea Dios para mí. Me empapo con
medicamentos o corro a ver al doctor, aún antes de orar por mi sanidad. No
estoy diciendo que es malo ir al médico. Pero algunas veces yo encajo en la
descripción de aquel que “tampoco buscó a Jehová sino a los médicos” (2
Crónicas 16:12).

Yo le pregunto: ¿Ora usted para que Dios derribe las murallas en la China o en
Cuba – pero cuando se trata de la salvación de su propia familia, usted no
tiene ni una onza de fe? Usted piensa, “Dios no debe querer hacer esto. Mi
familiar es un caso difícil. Parece que Dios no me escucha en este asunto.”

Si eso fuese verdad, usted no lo está viendo a Él como Dios. Usted está
ignorante de cómo es Dios. El deseo de Dios es “hacer todas las cosas mucho
más abundantemente de lo que pedimos o entendemos, según el poder que actúa
en nosotros” (Efesios 3:20).

Dios me dijo, “David, me has atado las manos, me has puesto grilletes.
¿Cómo puedo sanarte cuando tú no crees que verdaderamente lo haré? Tus
dudas me impiden que yo sea Dios para ti. Te digo lo siguiente, tú no me
conoces a no ser que conozcas que yo estoy más dispuesto a dar, de lo que tú
estás de recibir.”

Israel murmuró continuamente, “¿Podrá Dios…? Él nos abrió camino por
el Mar Rojo, pero ¿podrá darnos pan?” Dios les dio pan. Es más, Él les
aderezó mesa en el desierto. “¿Pero podrá darnos agua?” preguntaron
ellos. Él les dio agua de una roca. “¿Pero podrá darnos carne?” Él les
dio carne desde el cielo. “¿Pero podrá librarnos de nuestros enemigos?”
Una y otra vez, Dios proveyó y libró en cada área. Pero aún así, el pueblo
se pasó cuarenta años diciendo, “¿Podrá Dios…? ¿Podrá Dios…?

Amados, deberíamos estar diciendo, “¡Dios puede! ¡Dios puede!” ¡Él
pudo – y podrá! ¡Dios puede y hará todo lo que pidamos y creamos que Él
puede hacer!